viernes, 12 de febrero de 2016


He decidido mejorar mi vida. 

Jerry: Recuerdo que cuando era niño tenía muy mala salud y era muy débil; de adolescente decidí fortalecer mi cuerpo, y lo hice aprendiendo a defenderme. 
Practiqué artes marciales y me hice un experto en autodefensa.
Desde que era adolescente hasta los 33 años, apenas hubo una semana en la que no practicara lo que solíamos llamar una «pelea», o sea darle un guantazo a alguien.
Pero cuando cumplí los 33, después de leer (en la Antología del Talmud) lo contraproducente que era la venganza, tomé algunas decisiones muy importantes, y una de ellas fue que no iba a vengarme más y desde entonces no he vuelto a golpear a nadie.
Resumiendo, todas aquellas personas provocadoras que creía que se estaban metiendo con los demás y que empezaban a luchar contra mí (física o mentalmente) dejaron de aparecer en mi experiencia.

Abraham: Al cumplir los 33 años cambiaste la dirección de tu atracción.
A través del proceso de vivir y de tener esas peleas, semana sí, semana no, llegaste a muchas conclusiones respecto a lo que querías y lo que no querías.
Y aunque no fueras del todo consciente, en cada una de tus reyertas tenías más claro que no querías esa experiencia.
No te gustaba que te hicieran daño, ni hacerlo a los demás, sin embargo, tu reacción de luchar siempre te parecía perfectamente justificada, en tu interior se estaban forjando tus preferencias.
La atracción del libro que has mencionado llegó por esas intenciones.
Cuando lo leíste, respondió a las preguntas que te habías estado formulando internamente en muchos niveles de tu Ser.
Y cuando esas respuestas llegaron, se aclaró una nueva intención y nació en tí un nuevo punto de atracción.

La Ley de Atracción.
Conceptos básicos de las Enseñanzas de Abraham.
Abraham.

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