jueves, 9 de julio de 2015


Algo empezó a «respirar» por mí.

Las instrucciones de Theo sobre el proceso de la meditación habían sido muy breves: 
«Siéntate cada día 15 minutos, en un lugar tranquilo, lleva ropa cómoda y enfócate en la respiración. 
Cuando tu mente se disperse, libera ese pensamiento y vuelve a enfocarte en la respiración».
Pusimos en marcha un cronómetro para que nos indicara que habían pasado los 15 minutos, me senté en uno de nuestros grandes y cómodos sillones y me enfoqué en la respiración.
Empecé a contar mis respiraciones, inspirando y espirando.
Casi al momento empecé a sentir una especie de adormecimiento.
Era una sensación extraordinariamente placentera.
Me gustaba.
Cuando sonó el cronómetro me sobresalté.
Cuando volví a tomar conciencia de dónde estaba y de Jerry, exclamé:
«¡Hagámoslo de nuevo!»
Pusimos el cronómetro 15 minutos más y volví a sentir esa maravillosa sensación de ingravidez y adormecimiento.
Esta vez no notaba el sillón sobre el que estaba sentada.
Era como si estuviera suspendida en el aire y no hubiera nada más.
De modo que volvimos a poner el cronómetro otros 15 minutos y de nuevo noté esa deliciosa sensación de ingravidez y luego la increíble sensación de que algo estaba «respirando» por mí.
Como si algo poderoso y adorable inspirara el aire en mis pulmones y volviera a sacarlo.
Ahora me doy cuenta de que ése fue mi primer gran contacto con Abraham, pero en aquel entonces lo único que sabía era que algo más entrañable de lo que había experimentado jamás fluía a través de todo mi cuerpo. Jerry me contó que, cuando notó el cambio en el sonido de mi respiración, se levantó para mirar al otro lado de la estantería y que le pareció que estaba en una especie de estado de éxtasis.
Cuando volvió a sonar el cronómetro y volví a recobrar la conciencia de lo que me rodeaba, sentí que había una Energía que se movía en mi interior, jamás había sentido nada parecido.
Fue la experiencia más extraordinaria de mi vida, y mis dientes resonaron (no era un castañeteo) durante varios minutos.
¡Qué sorprendente secuencia de acontecimientos me había conducido a ese increíble encuentro con Abraham!, los miedos irracionales que había arrastrado durante toda mi vida, desaparecieron y fueron sustituidos por un encuentro personal y encantador con la Energía Fuente.
Nunca había leído nada que me hubiera ayudado a comprender qué o quién era Dios, pero sabía que lo que había experimentado seguramente lo era.

La Ley de Atracción.
Conceptos básicos de las Enseñanzas de Abraham.
Abraham.

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