jueves, 11 de junio de 2015


A los padres...

Cuanto más os fijéis en lo que no os gusta de vuestro hijo, más cosas veréis que no os gustan. 
La conducta que provocáis en vuestro hijo se debe más a vosotros mismos que a él. 
Esto suele pasar en casi todas las relaciones, pero como pensáis en esta relación más que en ninguna otra, vuestra opinión respecto a él desempeña un papel muy importante en su conducta.
Si pudierais restarle importancia a la conducta indeseada que
veis en él —sin darle vueltas una y otra vez, sin hablar a los demás de ello, y sin preocuparos al respecto—, no estaríais contribuyendo a ese comportamiento.
Cuando centras tu atención en alguien o algo, vas en una de
estas dos direcciones: la de lo deseado o la de lo no deseado.
Si al pensar en tu hijo practicas la de lo deseado, empezarás a observar que sus patrones de conducta cambian hacia lo que deseas ver.
Tu hijo es un poderoso creador que quiere sentirse bien y ser valioso.
Si le dejas actuar y no le obligas a hacer otra cosa, encontrará la bondad de su Ser natural.
Cuando tienes miedo, estás preocupado, enfadado o frustrado, entonces evocas conductas no deseadas en tu hijo.
Cuando sientes amor, aprecio, entusiasmo o alegría, evocas
conductas deseadas en tu hijo.
Vuestro hijo no ha nacido para complaceros.
Vosotros no nacisteis para complacer a vuestros padres.

El Vórtice.
La ley de la atracción en nuestras relaciones.
Abraham.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.