viernes, 8 de mayo de 2015


No pretendías utilizar las opiniones de tus padres para
compararlas con tus creencias, deseos o acciones a fin de determinar si eran apropiadas. 
Por el contrario, sabías (y todavía recordabas durante bastante tiempo después de nacer) que era la relación entre tu Fuente interior y los pensamientos que tuvieras en cualquier momento, los que te ofrecerían la guía perfecta en forma de emociones. 
No pretendías sustituir tu Sistema de Guía Emocional por las opiniones de tus padres, aunque éstas estuvieran en armonía con su propio Sistema de Guía Emocional en el momento en que intentaban guiarte.
Para ti era mucho más importante reconocer la existencia de tu propio Sistema de Guía y utilizarlo, que el hecho de que los demás lo consideraran correcto o lo aprobaran.
Gran parte del desequilibrio que sienten las personas mucho después de abandonar el entorno inmediato del hogar de sus padres se debe al esfuerzo imposible de sustituir su Sistema de Guía por la aprobación de sus padres.
Siempre que intentas adaptarte a la opinión de otro (es decir, de tus padres) en lugar de sintonizar con la Vibración que surge de tu interior (es decir, tu Ser Interior) pierdes tu sensación de libertad.
Ciertamente puedes tener una relación maravillosa y eficaz con tus padres si primero sintonizas tus dos yoes.
Pero a menos que tu yo y tu Yo estén en armonía, ninguna otra relación podrá ser buena.

El Vórtice.
La ley de la atracción en nuestras relaciones.
Abraham.

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