Si has tenido relaciones con otras personas que tenían algunas características agradables y otras desagradables, es fácil comprender por qué has llegado a creer que has de aceptar lo bueno y lo malo, y soportar las partes no deseadas para gozar de las favorables.
Y puesto que son muy pocas las personas que hacen algún pequeño esfuerzo por dirigir sus pensamientos más allá de lo que-son, suelen seguir con el patrón de concentrarse en lo que-son —por lo tanto, obtienen más de lo mismo; y se siguen concentrando en ello, y obtienen más de lo mismo... y por último llegan a la conclusión de que tienen poco o ningún control sobre aquellos con los que se relacionan.
Cuando te concentras en las características deseadas de las personas que te rodean y te entrenas para que las vibraciones que emites coincidan sólo con lo mejor que hay en ellas, la Ley de la Atracción ya no puede coincidir con sus peores aspectos.
Cuando te concentras en las peores características de las personas que te rodean y te entrenas para que las vibraciones que emites coincidan sólo con lo peor que hay en
ellas, la Ley de la Atracción ya no puede coincidir con sus mejores aspectos.
El Vórtice.
La ley de la atracción en nuestras relaciones.
Abraham.
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